La calle es el espacio público que más directamente expresa el encuentro con el otro, la diversidad, la multiplicidad. Los atrios de las iglesias latinoamericanas utilizaron históricamente guirnaldas de colores como elementos de identidad y celebración. Elementos simples que movidos por el viento y conviviendo entre sí con tonos distintos, expresaban la alegría de celebrar las fiestas.
Recuperando esa idea, concebimos la posibilidad de ornamentar nuestra calle principal con tonos e intensidades cromáticas diversas, con la intención de promover desde el color, la alegría y el festejo, el encuentro de todas y todos con esos valores que implican las Fiestas: la inclusión, la solidaridad, el compañerismo, abrazándonos a la idea de la construcción de un ciudad para todas y todos y esperando con sonrisas y esperanza un feliz año.
Nos propusimos pensar algo que movilizara la opinión y el sentir de todas y todos, pero partiendo de la idea de unas fiestas inclusivas, ecuménicas, promoviendo y expresando en cada esquina esos valores que son los mismos con los cuales pensamos la construcción del espacio público y de la ciudad toda.