“En primer lugar, quiero agradacer a todo el Estado de la Municipalidad, a la gente de seguridad, a los profes, a todos los que estuvieron trabajando y organizando estas jornadas y a los medios que están cubriendo. Y como en la vida hay que ser agradecido, quería hacerles notar que hoy está presente una persona que ha sido el impulsor de esta idea que ustedes están disfrutando hoy y que nació hace ya más de 30 años, por lo cual quiero pedirle un fuerte aplauso para el Sr. Miguel Mansilla quien fue el que inició las jornadas de la juventud en nuestra querida ciudad.
“Se van a seguir haciendo las jornadas?” Cuando fui electo intendente, rápidamente a través de las redes sociales me hacían llegar esta pregunta. “Por supuesto que sí”, contesté. Pero tenemos que hacerla de manera que marquen otra impronta en la comunidad. Los jóvenes tienen pocos lugares donde mostrar su alegría y, a su vez, generar acciones solidarias e inclusivas. Por ello, pensamos estas jornadas basándonos en todo lo bueno que hicieron en las anteriores y agregar entre otras cosas, tareas comunitarias, de manera que todos puedan incorporar o acrecentar el sentimiento de pertenencia a nuestra ciudad, fundamentalmente a través del juego, la solidaridad, el afecto y la comprensión. También en las obras de teatro que se aborden temas complejos para la sociedad en general, la juventud en particular, y que todos, a través de ellas podamos seguir aprendiendo.
Creo más que nunca que deben recordar de lo que son capaces, de que nada ésta perdido, que esta juventud vino para quedarse y transformar desde la casa, la escuela, la recreación, una ciudad para todos y cada uno de los pibes y pibas que la habitan. Imaginen una ciudad donde disfrutar no sea el sinónimo de descontrol, donde quienes conducen ciclomotores lo hacen respetando las normas, dónde ante un conflicto siempre estarán los que medien para ayudar a resolverlo y no echar leña al fuego, donde los chicos y chicas del interior profundo sean amigos y compartan sus días con los del centro, sin distinción de clases sociales. Si son capaces de soñarlo, de crearlo en su mente, les aseguro que serán capaces de concretarlo.
Por último les convoco a partir de este instante a quebrar las barreras de las divisiones, a juntarse para divertirse, para ayudar, para crecer juntos, respetar y fundamentalmente que se alegren y disfruten intensamente cada instante y que este sentimiento, hecho recuerdo, los acompañe en las distintas etapas de su vida, les dejo mi afecto incondicional y mi abrazo por siempre.”