Hoy celebramos uno de los símbolos más representativos de nuestra identidad nacional.
La escarapela argentina no es solo un distintivo celeste y blanco; es memoria, es historia y es el reflejo de los valores que nos unen como pueblo.
Fue creada en 1812, en tiempos de lucha y esperanza, como símbolo de unidad entre quienes soñaban con una patria libre. Desde entonces, llevarla en el pecho es un gesto de amor por la Argentina, un homenaje a quienes nos precedieron y un compromiso con el futuro.
Flamea en nuestros corazones como signo de historia, memoria y orgullo nacional. ¡Llevémosla con orgullo!
