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Taller Literario Nuestro Tiempo – “Dudas”

De niña siempre me preguntaba cómo hacían los árboles para ser tan grandes y algunos con tantas flores. Era grande mi duda. Un día le pregunté a mamá y me respondió: Dios los ha creado, como a todo este mundo que vivimos. No me conformó la respuesta, y, comencé a pensar como haría para preguntarle […]

De niña siempre me preguntaba cómo hacían los árboles para ser tan grandes y algunos con tantas flores. Era grande mi duda.

Un día le pregunté a mamá y me respondió: Dios los ha creado, como a todo este mundo que vivimos.

No me conformó la respuesta, y, comencé a pensar como haría para preguntarle a Dios como había hecho.

Iré a misa, me dije y hablaré con Él. No, mejor voy cualquier día, en las misas hay mucha gente.

Un jueves, cerca de mediodía pasé por la iglesia, estaba abierta, sin pensar entré despacito, el sol pasaba por entre los cristales de los vitroux y los rayos se teñían con los colores de los vidrios.

Caminé hasta el altar mayor, por la nave central, me senté y comencé a abrir mucho los ojos para abarcar la belleza de tantas imágenes. La cúpula con esos frisos pintados, el púlpito reluciente como de oro. Los grandes candelabros.

En silencio le pregunté: ¿estará Dios ahora acá? O se irá a otro lado, dicen que es su casa.

Una viejita se acercó y me preguntó que hacía, le conté: “quiero hablar con Dios”, bueno, me dijo, contale lo que quieras, Él te escucha, si, pero, a dónde está? Allá, me dijo, y una imagen hermosa, parecía que hasta me miraba.

La anciana se fue. Sola en medio del silencio dije: Dios, soy Noralí, tengo ocho años y quiero saber si me podes explicar porqué los árboles son tan grandes y algunos con tantas flores.

El silencio se escuchaba, yo miraba la imagen y estaba quietita, me miraba, eso si, hasta me pareció con ternura, pero no me decía nada.

Entonces pensé, estará ocupado preocupado, por eso no me contesta, no importa, lo comprendo, y, saben? Estoy hasta imaginando lo que me dirá:

Que nos hizo el mundo para que estuviéramos rodeados de bellas plantas, flores, animales, cielos anaranjados al atardecer, ríos de aguas tranquilas, montañas para recibir nieve, mares con aguas verdes y mucha espuma. Que le parecía que ese escenario nos iba a gustar mucho.

Miré la imagen, decidí acercarme, a los pies tenía una placa que decía: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Ah!, me dije, con razón no me contestaste, vos no sos Dios.

No importa, me gustó verte, contarte lo que pienso, ya no tengo dudas, es como que me hubieras respondido.

Me fui caminando despacito le tiré un beso a cada imagen y, antes de salir con una reverencia les dije: “hasta pronto”.

Amalia Crisanta Alfaro: 83 años

Nací y resido en Villa Constitución. Integrante del taller literario “Nuestro tiempo” desde año 2000.

Participé en varios certámenes de poesía y narrativa, recibe 4to. Premio en narrativa, menciones especiales, menciones en “Instituto Latinoamericano” de la ciudad de Junín y certámenes de la provincia de Santa Fe.